Espero no quedarme enganchada a la pantalla observando cada cinco minutos si alguien compra o no compra el libro, además de estresante, es una pérdida de tiempo y lo único que se consigue es hundirte en tu propia miseria cuando compruebas que no, que tu historia no le interesa a nadie, y queda sepultada por miles y miles de nuevas historias.
Por eso, me voy a centrar en la siguiente entrega, Canción ambigua de dudas y espejismos, y así esquivar a los demonios de la tentación al menos temporalmente.
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