Lex Hermae

Ego, Prisca, me ordinem sodalesque fideliter adiuvare me vivo hac re iuro.

dissabte, 26 d’abril del 2014

Érase una veZ, de varios autores

Simplemente genial:





ZERILLA. Joe Álamo
RIZITOS DE ORO. Athman M. Charles
CAPERUZITA ROJA. A.M. Caliani
JUAN Y LAS HABICHUELAS MÁGICAS. Juan de Dios Garduño
EL SASTREZILLO VALIENTE. Daniel Gutiérrez
LOS TRES ZERDITOS. Tony Jiménez
HANZEL Y GRETELZ. Marta Junquera
LA BELLA Y LA BEZTIA. Carolina Márquez Rojas
LA MANZANA. Ana Martínez Castillo
ARIADNE Y BARBA AZUL. Miguel Angel Naharro
ZETANOCHO. Julián Sáchez Caramazana
LA ZIRENITA. Victoria Vílchez

Prólogo de Carlos Sisí.
Portada: Daniel Expósito y Barb Hernández.
Tintas de interior: Barb Hernández.



Esta recopilación de cuentos perturbadora, perversa y, ante todo, original me ha hecho disfrutar muchísimo. Al principio no sabía qué iba a encontrarme. Lo compré por hacerme una gracia, ya que últimamente la temática apocalíptica, y sobre todo zombi, me atrae muchísimo. Fue toda una sorpresa. Ya el prólogo de Carlos Sisí prometía, lo lei con gusto y me fue avisando de lo que iba a leer. 

Por eso La Zerillera, el primero de los cuentos, me impactó muchísimo. Lo encontré tan original (sí, me repito, pero es así) que incluso pensé que podía ser el germen de una novela mayor, con algunas semejanzas a las novelas de Justin Cronin, El Pasaje y Los Doce.

Rizitos de Oro me causó tal impacto que aún estoy decidiendo si es sublime o un desquite sádico del autor. Bueno, me quedo con que es sublime, rayando (mejor dicho, sobrepasando) el más puro gore al estilo Hostel, Saw y otras películas de "sang y fetge" como dicen por aquí.
Los cuentos se suceden rápidos, dinámicos, cada uno con su particular manera de narrar. Me olvido pronto de Disney y leo entre líneas que, si quitamos a los zombis, los cuentos populares son más macabros de lo que en realidad creemos, que nos indican que el mundo es muy injusto (tanto en la época en la que se inventaron como ahora) y que la supervivencia de uno mismo pasaba muchas veces por un mal hacia el prójimo.

Como final, La Zirenita, tan desgarrador y a la vez tan entrañable (nunca mejor dicho), que casi -casi- es una historia de amor si olvidamos el componente zombi. Me recordó vagamente a las Leyendas de Bécquer, con ese fondo romántico y decadente que envuelve a los melancólicos personajes.

Al ser relatos cortos, es ideal para leer cuando no se dispone de tiempo, ya que el más largo de los cuentos son doce páginas. También para leer en voz alta, con oyentes atentos que disfruten del género. Así lo hice yo, leí Caperuzita Roja a los amigos durante una escapada, todos en pijama como si fuese una fiesta nocturna, sentados en una de las camas y rodeados del silencio de una masía en mitad de un bosque. Os aseguro que los cuentos impactan en un entorno propicio.

Lo recomiendo a todos aquellos que disfruten del género de terror y para quienes no tienen tiempo de leer una novela en condiciones.

Una enhorabuena a los escritores de nuestro país del género de terror. ¡Que estamos en racha y hay que aprovechar!

dijous, 24 d’abril del 2014

El Toro y el Escudo

Ya que ando escasa de tiempo para dedicarle a una novela (con las ganas que tengo de escribir bien, mecachis...), me entretengo jugando con las palabras, con mis Musas a la Carta. Esta vez, además he escogido dos palabras al azar de un diccionario pequeñajo que tengo por casa y he inventado algo rápido como ejercicio para no anquilosarme tras tanto tiempo sin escribir seguido. 

Las dos palabras: escudo y toro. 

El azar:

2. Histórica
15. Elegido para un cometido concreto
2. Época clásica
Enemigo:  8. Orden legal establecido
Protagonista: hombre


Éste ha sido el resultado, sin corregir ni nada:



El toro se posicionó entre las huestes enemigas y él. Un toro metálico, de metales nobles, protector y compañero de batallas: el escudo que heredó de su padre y que éste recibió de manos de su abuelo, que lo consiguió como botín cuando acabó con el sargento de la legión, Caius Severus.

El Toro brillaba y los enemigos retrocedían. Era un escudo impenetrable, algunos lo veneraban como mágico, incluso se decía que el propio Hefesto lo había cincelado sobre la dura madera de roble. Quizá fuese cierto, pues el poseedor del Toro jamás perdía batalla, no mientras no guardasen el escudo en tiempos de paz. Ése fue el castigo que padeció el sargento Caius: dejó el escudo en un pedestal de su domus como si fuese un simple objeto decorativo, y el Toro se rebeló contra él, propiciando las guerrillas íberas que lo llevaron hasta manos de su abuelo.


Un objeto maldito, en realidad, pensó Tubla, cubriéndose tras él y evitando el envite de las flechas hambrientas de carne humana. Un objeto que jamás quedaría saciado de sangre. Y por eso mismo, él guerrearía contra los romanos como sacrificio a su tesoro más preciado.

dimecres, 23 d’abril del 2014

Sant Jordi 2014

Inauguro con este relato las idas de olla de la Orden del Pacto y sus invocadores, conceptos que inventé en mi primera novela y que me ha dado pie a desarrollar unos héroes, una ambientación sobrenatural y una guerra entre seres espirituales que bien valdría un juego de rol... pero esos son otras historias. 

Hoy nos conformaremos con un cuento corto improvisado para conmemorar este fantástico Día de los Libros.



Pasos. Acercándose. Eco de pisadas en la gravilla rebotando a su alrededor… Elisa levantó la cabeza de entre sus rodillas para escudriñar la penumbra que la arropaba y a su vez mantenía al mundo a salvo de ella.

Tiritó de miedo, pero no por ella, sino por el peligro que representaba a cualquiera que se acercase. Se agazapó aún más, queriendo mimetizarse con las piedras artificiales de la bucólica cueva del parque urbano.

        ¿Elisa?

Se mantuvo agazapada, sin casi respirar. Aquella voz… ¿acaso no era la grave y viril voz de Jorge, el nuevo profesor del gimnasio? Imposible. Apretó las sienes entre las manos, escondiendo la cabeza en las rodillas de nuevo, apretando bien fuerte los párpados para sumirse de nuevo en la pesadilla y poder despertar de una vez por todas. Era eso o se estaba volviendo loca como su tía Rosa, la que decía que podía hablar con los animales de su granja.

Los párpados se le cerraban entre sordos gemidos de cansancio, pero los abrió de par en par cuando las inquietantes imágenes se volvieron a adueñar de sus pensamientos. No, otra vez no… ¿por qué veía aquello, por qué sentía que su cuerpo ya no era suyo, sino el recipiente de algo horroroso que la había invadido?

        ¿Elisa? – volvió a escuchar un poquito más cerca.

¿Quién querría encontrarla? ¿Quién, si no sabía quién era ella misma? ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Cuánto tiempo había pasado desde… desde cuándo? Ni siquiera recordaba haberse levantado de la cama esa mañana. Maldita sea… ni siquiera recordaba por qué su ropa era un lío de jirones chamuscados, era incapaz de hilar aquellos delirantes recuerdos que más parecían pesadillas para darles una explicación razonable.

Una sombra más oscura que la penumbra se recortó ante ella. Una sombra bien torneada, enorme, que se fue acercando con cautela hacia Elisa. Ella se escondió tras sus brazos, asustada. Solo quería estar sola, perderse en la penumbra y desvanecerse como niebla…

        No voy a hacerte daño - susurró el profesor del gimnasio acuclillándose lentamente – vengo a ayudarte.

Separó los brazos con lentitud. Sí, era Jorge, el mismo profesor que las más discretas, como ella, se comían con la mirada cuando él se daba la vuelta y que las más lagartas directamente se le insinuaban entre clase y clase. Era absurdo, Jorge ni siquiera sabía su nombre… ¿acaso volvía a delirar?

     Nadie puede ayudarme – sus palabras sonaron más desesperadas de lo que ella hubiese querido, pero a esas alturas ya no le importaba – estoy perdiendo la cabeza como mi tía Rosa. Vete…

Rompió a llorar al verbalizar aquella realidad. Estaba loca, sentía que algo en su interior se removía y se adueñaba de su voluntad como si fuese una poseída.

La caricia de la mano de Jorge en su mejilla provocó un leve temblor en su labio. Incluso en la penumbra, Elisa comprobó que los ojos de aquel tío bueno eran de color ámbar. Nunca antes se había atrevido a mirarlo de frente, siempre soñando con él en la intimidad de su habitación, suspirando entre las máquinas y las clases dirigidas para toparse con él de frente. Y ahora, que ella era una piltrafa humana, cuando quería desaparecer del mundo, ahí estaba él, buscándola a saber por qué motivo.

        Cuéntame lo que te pasa, yo estoy aquí para ayudarte, Elisa.

Ella se dejó acunar y se instaló entre sus brazos, primero con reticencia, después aliviada por tener un hombro en el que llorar a moco tendido. Ya no le preocupaba tener el maquillaje corrido, la ropa sucia y rota como si la hubiese encontrado en un basurero, u oler a perros muertos tras un día olvidado que a saber por dónde habría deambulado. Quizá era producto de su mente, una broma amable para que abrazase la locura con más ganas. ¿Qué más daba? Soñaba que Jorge la abrazaba y ella le contaría sus penas.

    He soñado que la casa de mis padres ardía, que yo escupía fuego por la boca y calcinaba todo a mi alrededor.

        ¿Qué hicieron tus padres para provocarte?

Ella lo miró aturdida. ¿Acaso se creía que ella escupía fuego? ¿Y que había un motivo para ello? Él no apartó su mirada. Hablaba en serio.

        Me dijeron que me llevarían al psiquiatra, tenían miedo por mis repentinos episodios de amnesia esta última semana, decían que provocaba pequeños fuegos en la casa con mi mirada y que maté a Lilu, la chihuahua de mi madre – una desagradable imagen de las vísceras de la perrita le provocó una ligera arcada – para comerme sus entrañas – miró de nuevo a Jorge, esperando una risotada, o quizá una mueca de desesperanza – pero yo no recuerdo nada de eso…

       Elisa, escúchame bien – Jorge se sentó ante ella y cogió su cara fría con las dos manos – no es culpa tuya, tú no estás loca ni lo has hecho conscientemente. Escúchame – le giró la cara con determinación cuando ella desvió la mirada – dime si hace poco ha pasado algo extraño, alguna anécdota algo… paranormal, o alguna situación inexplicable.

Se esforzó en recordar. Su vida había sido rutinaria hasta apenas una semana antes, justo después de…

        Hace un par de fines de semana me fui de excursión. Comenzó a lloviznar y me refugié en una cueva – miró a su alrededor – una como ésta, pero natural. Una lagartija, quizá un lagarto, me mordió la mano. Sentí un escozor como si me hubiese quemado, pero pronto pasó y no le di más importancia…

Sin apenas acabar la explicación, Jorge ya había cogido su mano y la examinaba concienzudamente con una pequeña linterna de mano. Ella se quedó en silencio notando el suave calor de los dedos de él en el dorso de su mano. Era una sensación tan atrayente que por un momento deseó vivir aquella situación en otro lugar, en otras circunstancias. Una cita como Dios manda.

       Elisa, un espíritu muy poderoso te ha poseído porque eres un recipiente activo – la miró seriamente y ella casi –casi- le pareció lo más coherente del mundo – el espíritu de un dragón renegado.

       Ahora sí que me he vuelto loca del todo – rió con amargura – estoy delirando, imagino que mi monitor del gimnasio me dice que estoy poseída por un dragón…

       No soy instructor de gimnasio, soy un invocador – la cortó él educadamente, aunque sin concesiones a que desvariase – pero no hay tiempo para explicaciones. Simplemente debes saber que yo puedo exorcizar aquello que ha invadido tu cuerpo porque hace tiempo que ando tras sus pasos. Confía en mí, Elisa, y tu vida volverá a la normalidad.

No había entendido la mayor parte de los conceptos que Jorge le había nombrado, y aún así algo en su interior le decía que podía confiar en él. Asintió levemente con la cabeza y por primera vez, Jorge sonrió. Era una sonrisa preciosa, con dos hoyuelos junto a las comisuras de los labios que Elisa tuvo ganas de besar. Pero en vez de eso, se dejó guiar por Jorge, que la recostó en el frío suelo de la cueva y la cubrió con su chaqueta y su jersey, quedándose con el torso desnudo, el magnífico torso por el que muchas de las que asistían al gimnasio pagarían por ver. Hasta ese momento no había sido consciente de lo helada que estaba, aunque se calentó con rapidez ante la magnífica visión del profesor… ¿era aquello el enorme tatuaje de un magnífico león en su espalda?

Jorge empezó a susurrar una letanía de cadencia rítmica e hipnótica. Entonces lo notó. Algo se removía violentamente en su interior, pero no era nada físico… algo empujaba su alma a que saliera de su cuerpo, como un okupa que quisiese echar a patadas al inquilino legal de una casa. Su cuerpo vibró con el rugido fantasmal de algo que bien podría haber sido un dinosaurio de Parque Jurásico cuando las oraciones de Jorge se hicieron más intensas. Sí, algo luchaba por permanecer dentro de ella y se agarraba con garras y dientes. Elisa gritó de dolor, parecía que la estaban desgarrando por dentro. Pataleó y se removió en un vano intento de paliar el terrible sufrimiento. Se estaba desgarrando, casi prefería morirse de una vez que contemplar sus tripas tiradas en el suelo de una gruta.

Cuando creía no poder soportar más padecimiento, éste acabó abruptamente.

    ¡Elisa, respóndeme! – la voz de Jorge parecía lejana, pero ella sabía que era él quien la ayudaba a incorporarse - ¡dime si estás bien!

        Sí… - logró murmurar, desfallecida.

Jorge la abrazó fuerte, la apretó contra su pecho entre suspiros de alivio. Por muy débil que se sintiese, Elisa quiso regalarse una sonrisa de satisfacción, ¡él la estaba abrazando! ¿Acaso sólo por eso no valía la pena haber pasado por toda esa locura?

        Todo esto es muy raro, Jorge.

        Lo sé, te lo explicaré mejor cuando hayas descansado – la levantó en brazos para sacarla de allí y ella se sintió totalmente protegida – aunque lo mejor será que olvides todo lo sucedido, por tu propio bien.

        ¿Mis padres están a salvo?

      Sí, el fuego se ha achacado a un cortocircuito, pero tú no te preocupes por los detalles, de todo eso nos encargamos nosotros.

        Después de esto… ¿seguirás siendo mi profesor en el gimnasio?

Él sonrió por segunda vez y ella rodeó su cuello con los brazos, recostándose en su hombro. Había estado al borde de la locura, del suicidio y quién sabe si del parricidio… ¿pero qué más daba? Parecía que todo se estaba arreglando como en las leyendas y los cuentos. El héroe rescata al patito feo en apuros y la calabaza se convierte en castillo…

El día comenzaba a despertar. Los primeros puestos de rosas llamaban la atención de los trabajadores más madrugadores que se dirigían a sus puestos con una sonrisa en los labios. Mesas llenas de libros que prometían mil y una aventuras dentro de sus páginas se agolpaban por las calles, pero ellos pasaron de largo de todos esos reclamos. Ellos ya habían vivido la aventura de libro. Ahora era el momento de deshojar la rosa del amor.


dimarts, 22 d’abril del 2014

Pequeño catálogo de instantes de felicidad, de Roger Olmos

Estupendo cuento infantil de Roger Olmos.

Es una pequeña gran joya... los microcuentos, tiernos, y los dibujos totalmente oníricos. Yo no lo he leído: ¡lo he saboreado! 


Aunque no es bien bien un cuento, sino un conjunto de preciosos (algunos extraños) microrrelatos ilustrados fabulosamente. Nos hablan de la felicidad, de esos momentos sublimes donde no cabe otra emoción más allá que sentirse embargado por ese instante irrepetible (aunque siempre anhelado) y mágico.

A destacar: Vuelo de mosca y falda, Tuits de la felicidad, Érase una vez... y otra... y otra..., No es lo mismo o las verdades de la princesa Candy (que no Cándida), La puerta y Kit de supervivencia de la buena fan. De todas maneras, cualquier cuento al azar es una delicia.

Catalogado como libro infantil, se disfruta de su lectura a cualquier edad.



Además, las ilustraciones son exquisitas... ¡seguid al conejo rosa!



dilluns, 21 d’abril del 2014

Veritas liberabit vos

"La verdad os hará libres", de Jesús de Nazaret.

No soy una persona religiosa. De hecho, ni siquiera estoy bautizada, así que me espera una eternidad en el Limbo, junto a tantas otras almas descarriadas que no se deciden ni "por chicha ni por limoná".

Aún así, como ya he comentado en alguna ocasión, desde jovencita he tenido curiosidad por las diversas mitologías del mundo, y la judeo-cristiana no podía faltar. No voy a decir que conozco algunas historias mejor que aquellos que incluso hicieron la comunión en su día (porque no es cierto), aunque puedo defenderme bastante bien para no haber pisado una iglesia más allá que por mero turismo o evento social tal como un bautizo, boda o entierro.

Hace apenas tres días que hemos disfrutado de una espectacular Semana Santa luminosa y prácticamente veraniega, y aprovechando estos tan esperados días de fiesta, me escapé a las tierras del Bajo Aragón a presenciar una de las festividades que más ganas tenía de vivir: los famosos tambores de Calanda, y, por ende, los no tan famosos pero igual de espectaculares tambores de Alcañiz.

Llegué con mi grupo de escapada con el tiempo justo para la Rompida de los Tambores el Viernes Santo, a las 12 del mediodía. Imposible entrar en la plaza, así que la multitud nos agolpamos en las calles colindantes, aunque a mí no me importó, ya que lo espectacular debía ser el escuchar, el sentir, y no el ver. Así fue. Todos los tambores, bombos y demás instrumentos de percusión rompieron el silencio (mal logrado porque cada vez somos más maleducados y le perdemos el respeto a todo) y todo mi cuerpo vibró ensordecido, desde dentro hacia afuera, percibiendo todo aquella potencia en mis entrañas. Sabía que me iba a gustar, la percusión, los tambores en particular, siempre me han gustado, quizá tengo un punto de militar desconocido, así que toda mi piel se erizó con los primeros ritmos, logrando emocionarme como pocas festividades populares han hecho. 

El poder del ritmo es fascinante. La percusión es uno de los sonidos que más ha logrado calarme, quizá porque desvela mi parte más primaria, quizá porque la vibración de los ritmos sea capaz de ejercer en mí el poder de la letanía, como una de las puertas para elevar mi espíritu en un éxtasis primitivo ya poco utilizado y prácticamente olvidado para las personas de occidente. Lástima que las calles estuviesen tan concurridas y no pudiese desconectar del mundo terrenal con los empujones y el griterío general...

Ya instalados en Alcañiz, vi estupendamente la procesión del estandarte del Santo Sepulcro, la de la Soledad y la del Santo Entierro desde el privilegiado balcón de la casa donde nos alojamos. 

Curiosísimo traje el que llevan los tamborileros alcañizanos, el tocado de la cabeza me recordaba a los que llevan los egipcios en las películas de época. Aunque más curioso fue ver la cantidad de gente que sale con el tambor en la procesión, desde los ancianos más experimentados, a adolescentes, niños e incluso madres con sus bebés y sus tamborcitos en miniatura.


Ti- tití
Tiriririririrí
Tiririririririririrí
Tiririririrí

Es imposible irte de Alcañiz sin aprenderte el ritmo de sus tambores, sobre todo si permaneces allí la famosa Noche de Tambores, una festividad que no creo que tenga mucho de religioso, sino más bien demostrar la pasión de los tamborileros y su aguante: tocaron sin descanso hastas las 8 de la mañana del día siguiente, alternando los ritmos de las baquetas con las bebidas espirituosas de bar en bar. Una noche nada recomendable para los que quieran descanso, lo digo por experiencia propia.

Tras esos dos días en Alcañiz, en mi cabeza afloraron pros y contras sobre los tambores, y la pasión por la percusión se debatió con la lógica del perfeccionismo más acurado. Sí, aunque disfruté muchísimo de los tambores, todo puede mejorarse. Si alguien de Alcañiz o Calanda lee esto, en ningún momento pretendo ofender sino más bien dar mi opinión libremente sobre lo que me hubiese gustado encontrarme para que hubiese sido una experiencia rayana a la divinidad.

Por una parte, la falta de bombos en Alcañiz (y que Calanda sí tiene). Reconozco que por gustos, tengo debilidad por las notas graves, y los bombos llenan y dan profundidad a los ritmos de los tambores, así que los eché en falta en Alcañiz, aunque me explicaron que ha habido intentos de introducirlos, parece ser que el bombo no cuaja. Una verdadera lástima.

Por otra parte, la descoordinación en los ritmos durante las procesiones. Eché en falta un "tambor director" que pautara la música, para que todos los tambores fuesen a una, respetando los silencios y yendo a la misma velocidad. Cuando un grupo de tambores lograba coordinarse a la vez, era realmente sublime, pero rápidamente quedaba "ensuciado" por tambores sueltos que se escuchaban en los alrededores. Donde más lo noté fue en la tamborilada final del Sellado del Sepulcro, pues tra una pausa silenciosa, todos los tambores comenzaban a sonar a la vez con la tonadilla de Alcañiz. Y lamentablemente ni sonaron a la vez (por la falta de una señal más clara para comenzar), ni algunos tamborileros (adultos con una leve actitud chulesca) siguieron ni siquiera la tonadilla exigida, algo que me dejó un puntito de decepción, ya que no creo que fuese el momento para alardear de creatividad percusionista, sino de ir todos a una.


Y en las procesiones más concurridas, la presencia de niños que, a falta de experiencia o porque todavía no tenían edad para saber siquiera qué era un tambor, tocaban sin orden ni concierto y alteraban el ritmo principal. Aún así, me quedo con la otra cara de la moneda de este comentario, ya que si bien no había unidad en el ritmo, la participación en los tambores de prácticamente todos los habitantes de la ciudad denotaba mucho amor a lo que hacían, una tradición arraigada en la familia y que se transmite con ilusión y da fuerza y unidad a los alcañizanos.




Quizá por ello la procesión de la Soledad fue la que más me gustó, pues fueron los tambores más sobrios, serios y coordinados que sentí.

Pero no quiero que mi opinión empañe la maravillosa festividad que representan los tambores del Bajo Aragón, pues prácticamente todos los recuerdos que me he llevado han sido increíblemente buenos. Los tambores son espectaculares, la pasión con que los tocan es pegadiza, y además los alcañizanos son la gente más amable con la que me he cruzado jamás. Cualquier cuidadano te echa una mano sin pedirlo cuando te ven apurada, te desean que disfrutes de sus fiestas cuando se percatan que eres turista, te indican rutas (las Saladas, el castillo, la Estanca, la ermita de la Virgen de Pueyos...), te atienden con paciencia, siempre tienen la boca llena de risas... me llevo el mejor recuerdo humano del mundo. 

Me he sentido tan acogida que sin duda repetiré. Esta tierra está cargada de tesoros que vale la pena descubrir e incluso reencontrar.




diumenge, 20 d’abril del 2014

Hijos de Tayyll, de Raelana Dsagan

Hace un par de meses tuve el enorme placer de leer esta novela y tenía ganas de dar mi opinión pública sobre ella:




Es una encrucijada de historias que se cuelan en el alma poquito a poquito, no esperéis grandes batallas épicas o momentos de alta magia con rayos y centellas; eso la la hace ser una bella rara avis de la literatura fantástica.

¡Atención! Destripo algunos momentos de la novela, así que si no la habéis leído y tenéis intención de hacerlo, ¡no sigáis leyendo!

Lo que me ha gustado mucho: 

Su forma de escribir me ha parecido poética y tranquila, era muy relajante de leer. Eso sí, toda la narrativa tiene un poso melancólico que me ha acompañado hasta el final. 

Los personajes, muy representativos de sus linajes culturales; a través de sus ojos he conocido su manera de ser y de vivir en lugares tan dispares de la geografía de Tayyll, con unas culturas propias muy coherentes a su entorno. Impresionante que al final Grustak fuese el maestro de Leonard y que éste haya cumplido la misión original de su maestro, muy emotivo.

Lo que me ha gustado menos: 

En general no soy de leer alta fantasía porque me da pereza que me tengan que explicar todo un mundo nuevo (soy así de perezosa, después me leo algo y me gusta, pero en un primer momento soy reticente), pero esta historia es cortita y no se me ha hecho para nada pesada. 

El tempo de la obra es lento, pero la verdad es que es lo que le va bien a esta historia. 

Que los personajes son demasiado huraños y retraídos hacia ellos mismos, parece un mundo donde no haya contacto emocional entre personajes, quizá por eso Llorne es el que más me ha llegado, por ser el más transparente y comunicativo; aún así, todos los personajes son muy coherentes y bien trabajados. Toda una sorpresa que en realidad exista una simbiosis entre todos ellos para un bien común (la lucha contra los dragones, aunque éstos pertenezcan a las leyendas).

La valoración final: me ha llegado, me ha transmitido muchísimas emociones y la he disfrutado. 

Por otra parte, transmito mi apoyo absoluto hacia aquellos que luchan por hacerse un hueco en el mundo editorial. Mi enhorabuena a Raelana, que ha conseguido que su obra vea la luz :) .

dimecres, 16 d’abril del 2014

Teen Wolf 3ª temporada

¡Por fin la terminé!



Esta serie juvenil ha sido toda una sorpresa para mí: teniendo en cuenta que los primeros capítulos de la primera temporada me parecioron  muy cutres y facilones, su argumento ha ido "in crescendo" a lo largo de las dos temporadas posteriores.

Me acostumbré a la serie porque la oferta televisiva del mediodía era totalmente nefasta... total, los capítulos sólo duran media horita y la veía mientras comía. Poco a poco le fui viendo el intríngulis al argumento y algunos personajes me empezaron a caer bien, aunque lo que me acabó de convencer fue la frescura y naturalidad que tiene la serie para tratar el tema del amor, y con amor me refiero a relaciones personales entre dos individuos, ya sean hombre-mujer, hombre-hombre, mujer-mujer (y bueno, mujer-hombre lobo). Me pareció totalmente actual y abierto que nadie en la serie se escandalizara por un roce de manos entre dos hombres, y le di un voto de confianza que al final no me decepcionó.

Por otra parte, vi una transgresión de los arquetipos norteamericanos de los protagonistas: 

Lidia, la chica guapa y ligona, es además un cerebrito en matemáticas (bueno, y en todo lo que le echen, es algo así como la Barbie superdotada). ¡Se acabaron las rubias tontas como las modelos a seguir!

Allison, la novia del protagonista, ya no es la típica damisela en apuros sino que es una mujerona de armas tomar (literalmente).

Scott, el hombre-lobo protagonista, simplemente me parece un personaje íntegro y con un punto de inocencia infantil que lo hace adorable.

Jackson, siendo el odioso capitán de lacross enemigo de Scott, se aleja del topicazo del chulo-matón-ligón e incluso en un capítulo en concreto, su mejor amigo Danny (que por cierto es gay, otro tópico felizmente ignorado) le rebate en las duchas del gimnasio su forma de actuar, acabando por tanto con la hegemonía del capitán de instituto como líder de manada juvenil.

Stiles es el mejor amigo de protagonista que además tiene buenas ideas, aunque algo alocadas, pero al menos se aleja del típico papel de amigo-relleno y tiene la suficiente personalidad como para hacerse un hueco entre tanto personaje especial. 

Y Derek, mi pobre Derek, que siempre está por los suelos moribundo... de esa manera nunca va a poder ser un Alfa, porque le dan más tortas que a una piñata. Y esto mismo lo hace un personaje humano, aún siendo tan huraño, porque se demuestra que ir de duro-sólo-es-un-rasguño-de-nada-aunque-parece-que-se-me-vaya-a-caer-un-brazo no va cogido de la mano de ser inmortal.

Esos detalles me animaron a continuar viendo la segunda temporada.

 
Estupenda, la segunda me gustó mucho más que la primera, reforzando el argumento con leyendas y misterios bien trabajados sin dejar que los personajes perdiesen su personalidad, además de ampliar el elenco de personajes interesantes (otros hombres-lobo, y ¿quién es en realidad el jefe veterinario de Scott?). Además, capítulos divertidos de los que no te hacen reír a carcajadas, pero te mantiene la sonrisa en los labios.

 
Y llegando a la presente tercera temporada, la que acabo de ver, sorpresa tras sorpresa, un argumento estupendamente hilado y confeccionado, de los que te hacen desear ver un capítulo más, uno sólo y ya está... y acabas por ver tres sin que te enteres.

A destacar: 

- Mayor protagonismo de los personajes adultos, con perspectiva adulta.

- Impactantes las muertes de algunos personajes que no esperaba y que me supo mal.

- Giro argumental sobre la verdadera naturaleza del malo maloso de la temporada.

- Buena justificación de por qué actúan como actúan los malos malosos (porque en realidad yo no me decido en quién es más malo que quién, aunque los dos están totalmente justificados, y por tanto, me inclino ante tal alarde de originalidad).

- Algún que otro capítulo de recuerdos del pasado, que en un principio parecen de relleno pero después me di cuenta de su importancia. Además de humanizar y sensibilizar a un personaje que parece tener el corazón de piedra.

- Mayor presencia de toques homosexuales bien dirigidos, ofreciendo una naturalidad que se agradece.

- Presencia de Isaac, un personaje hombre-lobo al que le he cogido cariño.

- Últimos minutos del último capítulo impactantes, pero que ya indican que habrá cuarta temporada por ser un final totalmente abierto.


Algún peeeero:

- Último capítulo, en general, flojísimo. Se resuelve la situación demasiado rápido, hubiese requerido, al menos un capítulo o dos más. ¿Acaso estaban pactados doce capítulos y no podían salirse de ese presupuesto? Una lástima, de verdad.

- Las ayudas sobrenaturales llegan siempre un poco tarde... 

- La desaparición de un profesor, que quedó en el aire y no sabemos si fue un descuido o será un recurso para la cuarta temporada.


Mi valoración general: una buena serie para pasar el rato, olvidable con el tiempo pero distraída, con toques rompedores para mi gusto sobre clichés establecidos y con argumentos bien trabajados, dignos de una campaña de rol, y que no se vuelven increíbles o absurdos como Sobrenatural.

Sin duda le seguiré la pista a la cuarta temporada.

dimarts, 15 d’abril del 2014

Amor est vitae essentia

"El amor es la esencia de la vida". Plauto.

Esencias y perfumes, olores que embargan el inconsciente sentido del olfato; es imposible que podamos dejar de oler, pues el olor viene intrínsecamente ligado con la respiración y la respiración es vida.

Tras una básica pero interesantísima charla que nos ofrecieron el sábado en una de las tiendas de perfumería Equivalenza, este arte sutil, etéreo, relacionado con la higiene, con los estados de ánimo y las emociones, y con causar una buena primera impresión, se me ha revelado de una manera tremendamente clarificadora. Nada de marcas, nada de seguir las directrices de moda: ahora sé qué tendencia olfativa es la que marca mi personalidad, y puedo buscar el perfume adecuado a mí simplemente enunciando a grandes rasgos la familia olfativa que me gusta (la nota de salida) y la subfamilia que le da la nota de durabilidad (de corazón). La nota de fondo no sé si llegaré a percibirla nunca, pero haré unos cuantos ejercicios a ver si acostumbro a mi nariz ignorante a educarse en cuestión de esencias.
 Las familias olfativas es de lo más curioso, cada uno de los olores pertencen a unos grandes grupos y normalmente, si tu tendencia es hacia esa familia, la mayoría de perfumes asociados serán de tu agrado. Parece ser que esto de las familias es algo que no está muy definido, y cada página pone las que le parecen más importantes. Después de mirar unas cuantas páginas y libros, las familias que me han quedado claras son:

- Cítrico
- Floral 
- Bosque
- Chipre
- Madera
- Oriental
- Frutal
- Hojas verdes

Se ha escrito y se escribirá muchísimo sobre cómo nos condicionan los olores en nuestra vida, cómo nos afectan a las emociones y cómo utilizar la aromaterapia en nuestro beneficio, así que no voy a escribir sobre ello porque ni tengo los conocimientos ni quiero abrumar a nadie. El arte del perfume es apasionante aunque extenso, así que cualquiera que tenga curiosidad buscará información veraz a través de libros o de webs de confianza.

Siguiendo mi curiosidad, he decidido evaluar qué tendencias son las que llaman más mi atención olfativa. Teniendo en cuenta que no he sido nunca de utilizar una fragancia en concreto, mi idea sobre los perfumes comerciales es prácticamente nula (sí, soy de las que utilizaban la colonia que les caía en Navidad o cumpleaños).

Con los perfumes de Equivalenza he podido probar diferentes tipos hasta conformar un modesto aunque funcional "armario de perfumes", algunas más pesadas las he utilizado en invierno, mientras que las más fresquitas las dejo para el verano, y alguna otra la tengo para salir de noche o festividades varias.

Así, los perfumes que me han acompañado este invierno y con los que me he sentido muy cómoda con ellos son:

- 187, J'Adore (Floral, Frutal): las Notas de Salida son magnolia, melón, melocotón, pera, bergamota y mandarina; las Notas de Corazón son nardos, ciruela, violeta, orquídea, fresia, jazmín, lirio de los valles (muguete) y rosa; las Notas de Fondo son almizcle, vainilla, cedro y zarzamora. Aunque la he usado a gusto, me está cansando por parecerme muy dulzón.

- 004 del cual desconozco el nombre (Frutal, Floral). Esta última temporada me siento más cómoda con este perfume, lo he sentido muy afín a mí, seguramente seguirá siendo mi perfume de las noches de verano, y quizá para algún día especial, alguna fiesta o evento.

Los dos nuevos perfumes que he adquirido por cambiar el registro olfativo, los cuales me parecen fuertes y con personalidad, han sido:

- 180, Jasmin Noire (Oriental, Amaderada). Las Notas de Salida son gardenia y notas verdes; las Notas de Corazón son almendra y jazmín sambac; las Notas de Fondo son haba tonka, regaliz, ámbar, pachulí, almizcle y maderas preciosas. Esta fragancia la siento oscura, en términos musicales la asociaría con el metal gótico, con la estética vampírica, quizá por eso me ha hechizado desde el primer momento en que la olí.

- 161, La Rue de la Fortune (Oriental, Floral). Las Notas de Salida son piña, regaliz, notas verdes y pimienta rosa; las Notas de Corazón son jazmín, gardenia y nardos; las Notas de Fondo son iris, pachulí, benjuí y vainilla. Me evoca seriedad, sobriedad, ideal para una reunión de trabajo. 

Y el de verano, el perfume que más me gusta y que siento como mi propio olor corporal es:

- 189, Light Blue (Cítrico, Floral). Las Notas de Salida son manzana, cedro, campanilla y limón siciliano (lima siciliana); las Notas de Corazón son rosa blanca, bambú y jazmín; las Notas de Fondo son ámbar, almizcle y cedro.

Las colonias que más usé en mi adolescencia fueron, Fleur de Jour, Don Algodón y Azur de Puig, en las cuales vuelven a coincidir en el jazmín, además de las notas de salida cítricas.  Por tanto, es normal que la Light Blue haya sido la progresión lógica de mis gustos en fragancias: lo llevo marcado en mi subconsciente:

- Azur de Puig (Cítrica, Aromática): las Notas de Salida son bergamota, mandarina y tomillo; las Notas de Corazón son jazmín y lirio de los valles; las Notas de Fondo son pachulí, musgo de roble y ámbar.

-  Don Algodón (Floral): las Notas de Salida son bergamota, limón de Amalfi (lima de Amalfi) y mandarina; las Notas de Corazón son jazmín, nardos, lirio de los valles y azucena; las Notas de Fondo son vetiver, almizcle, cedro de Virginia y ámbar.

- Fleur de Jour (Floral): Las Notas de Salida son grosellas negras, cítricos y pimienta; las Notas de Corazón son jazmín, azucena y rosa; la Nota de Fondo es musgo de roble.


Por tanto, mis tendencias son claras: Florales en la adolescencia y para el día a día y Orientales como fragancias pesadas, festivas o serias, con un denominador común por lo que huelo: el jazmín en las Notas de Corazón, ¡sorprendente! Me parece casi mágico comprobar esto, es como descubrirme una parte de mí misma de la cual no tenía ni idea.

Si alguien quiere descubrir las notas olfativas, la información la puede encontrar en Fragantica.

El mundo de los aromas, perfumes y esencias es fascinante. Y lo mejor de todo es que existan tiendas de marcas blancas, que acerquen los grandes perfumes a las personas más modestas por un precio más ajustado.

Sin duda, los aromas han adquirido una nueva dimensión en mi vida.