Hoy he soñado con
ella.
Aunque en realidad ella ha venido a mí. La amo. Amo su mirada de desafiante locura y sus sangrientos labios, como si acabara de morder el fruto prohibido con ahínco y adivinase de refilón el castigo eterno que le espera.
Chili… yo la mordería a ella, me la comería a pedacitos, o mejor aún, que me comiera ella a mí, y yo así formar parte de ella, de su espíritu, de salir por su garganta como un espíritu soñador y ser su canción más hermosa. Sé que ella me ama, pero aún no lo sabe, y me busca entre las sombras de los conciertos al son de La belleza enganchada en la pared…
Aunque en realidad ella ha venido a mí. La amo. Amo su mirada de desafiante locura y sus sangrientos labios, como si acabara de morder el fruto prohibido con ahínco y adivinase de refilón el castigo eterno que le espera.
Chili… yo la mordería a ella, me la comería a pedacitos, o mejor aún, que me comiera ella a mí, y yo así formar parte de ella, de su espíritu, de salir por su garganta como un espíritu soñador y ser su canción más hermosa. Sé que ella me ama, pero aún no lo sabe, y me busca entre las sombras de los conciertos al son de La belleza enganchada en la pared…
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